Concepción Vitaller Cebrián

Le has concedido el deseo de su corazón…
Le concedes bendiciones incesantes,
la colmas de gozo en tu presencia.
Sal 20,3.7

Nació en Paniza (Zaragoza – España) el día 22 de diciembre de 1931.

Comenzó el Postulantado el día 28 de febrero de 1952. El día 15 de junio de 1952 inició el Noviciado y pronunció los Primeros Votos el día 15 de junio de 1954. Hizo su Profesión Perpetua el día 18 de junio de 1959.

Formó parte de las siguientes Comunidades:
-    Hospital “Nuestra Señora del Rosario", Madrid (España).
-    Hospital – Casa Misericordia, Estella (Navarra - España).
-    Casa Provincial de la Provincia del Sagrado Corazón de Jesús, Madrid (España).
-    Comunidad de Hermanas, Artieda (Navarra – España).
-    Colegio de Luesia (Zaragoza – España).
-    Hospital “San José”, Vilafranca del Penedès (Barcelona – España).
-    Asilo “Sagrado Corazón de Jesús”, Fraga (Huesca – España).
-    Sanatorio “Villablanca”, Vilaseca (Tarragona – España).
-    Comunidad de Oración de la Casa General, Zaragoza (España).
-    Casa Amparo, Huesca (España).
-    Residencia “Padre Juan Bonal”, Almudévar (Huesca – España).
-    Comunidad de Hermanas Profesas de la Casa General, Zaragoza (España).

Hna. Concha pasó por el mundo haciendo el bien, siendo cauce de la Presencia de Dios, fundamentalmente en la atención a personas y Hermanas Mayores, a quienes reconoció como a “sus señores”. Así vivió la Hospitalidad y el estilo evangelizador de nuestros Fundadores y Primeras Hermanas.

Fue una mujer de Dios, una Hermana de la Caridad, que sabía de Quién se había fiado y que confiaba en Su Providente cuidado. Fue una Hermana buena, callada, humilde, trabajadora y disponible, haciendo visible el “Que por el ruido nadie sepa que existimos”, de carácter firme y a la vez sencilla, responsable, servicial, agradecida…

A lo largo de su vida, Hna. Concha fue descubriendo a Jesús en el dolor y la fragilidad de enfermos y niños, acogiéndoles con sencillez, con su carácter callado, ofreciendo lo mejor que podía ofrecer como Hermana de la Caridad: el Amor que ella misma experimentaba de Dios.

También se entregó al cuidado de quienes, por su enfermedad, ya no eran dueños de sí mismos, haciendo posible para ellos un espacio cálido y seguro, desde un trato ofrecido “con el mayor cuidado, con todo detalle, con todo amor”.

Llevada por su deseo de Dios, pasó un año en la “Comunidad de Oración” de la Casa General. Durante este tiempo estuvo dedicada más intensamente al encuentro íntimo con su Señor y a los pequeños servicios cotidianos de la Casa.

Llegó a la Comunidad de Profesas de la Casa General para poder acompañar una necesidad familiar. Aquí permaneció casi trece años, ocho de ellos en la Enfermería de esta Casa.

En su servicio cotidiano, entregada a diversas tareas, fue sufriendo diversos infartos cerebrales leves que no le impidieron hacer una vida relativamente normal hasta que, en el año 2010, sufrió un accidente cerebrovascular muy serio que hizo que perdiera el habla y la movilidad.

En esta nueva etapa de su vida, Hna. Concha aprendió a dejarse hacer y acompañar, a abandonarse totalmente al ritmo de Dios en su vida, a seguir siendo presencia significativa desde nuestro Carisma de Hermanas de la Caridad, manifestando que el amor de Dios la sostenía, participando de su anonadamiento con serenidad, aceptando los servicios que necesitaba en actitud de humildad y de gratitud. (Cf. Const. 42)

Desde entonces, Hna. Concha fue decreciendo para dejar que el Señor se hiciera grande en ella. Cuando la visitábamos en su habitación, era frecuente escuchar: “¡Qué misterio!” Sí, un misterio de Amor porque Hna. Concha, desde una situación de extrema vulnerabilidad y fragilidad, conseguía sacar lo más tierno y gratuito de nosotras mismas. En este tiempo, fue especialmente emocionante contemplar el cariño y el cuidado recibidos de las Hermanas en la Enfermería, realizado siempre “con todo detalle, con todo amor”.

Fue llamada a la Casa del Padre el día 25 de junio de 2018, en la Comunidad de Hermanas Profesas de la Casa General, Zaragoza (España), a los 86 años de edad y 66 de Vida Religiosa.

¡DESCANSE EN PAZ!

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